Dr. José María Ballarín

Médico Psiquiatra y Psicoterapeuta

976 08 08 80

Paseo Pamplona. Nº19 - Pral.

ZARAGOZA

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Es difícil hablar de uno mismo pero es una pérdida de tiempo hacerlo a medias o de forma temerosa si uno debe presentarse. Queda la solución de “liarse la manta a la cabeza” y, aún a riesgo de cometer errores o exageraciones, hablar de sí mismo sin pensarlo. Los demás ya descontarán, ya matizarán, y ya se creerán lo que bien les parezca. “Vamos allá con todas”.

Como me defino: Tengo, desde luego, mi propia definición de Psicoterapia, pero por larga, me sumo a la de García Badaracco que entre los centenares que existen es de la que más cercano me siento: “A través de los años hemos ido descubriendo que la psicoterapia, más que un tratamiento de una persona enferma, debiera ser entendida como un intento de ayudar a un ser humano, a través de una relación, a encontrar un camino entre las falsas maneras en que una persona vive, para que puedaexperimentar su vida como algo más verdadero”

Para no “escurrir el bulto”, añadiré que me siento sobre todo médico en un sentido clásico, hipocrático; y que mi práctica incorpora, valora y emplea la Psiquiatría y la Psicofarmacología, pero está más volcada en la Psicoterapia Profunda de formación e inspiración psicoanalítica. Pertenezco a Forum, sociedad de psicoterapia psicoanalítica dirigida por Hugo Bleichmar. Y entre las mil definiciones de salud psíquica tengo la mía propia: “Hay dos personas en cada uno de nosotros y de cómo y cuánto conozcamos a la desconocida y la integremos con la otra, depende nuestro grado de calma y bienestar o salud psíquica”.

A que me dedico: Como temo la super especialización, por su peligro de llegar a “saberlo todo” (y la consecuencia de perder flexibilidad y capacidad de aprendizaje continuo), he tratado de ir configurando con los años, un abanico, lo más amplio posible, de formas de tratamiento, de modo que cada paciente pueda encontrar aquello que necesita y le puede ir bien; y no una fórmula de tratamiento estática y repetitiva que finalmente obliga a los pacientes a “entrar por un tubo” a veces incluso adecuado, pero con frecuencia inútil o contraindicado. Por ello, tiene para mí gran importancia un estudio previo de cada caso y un conocimiento exhaustivo de la biografía de cada paciente, antes de formular un proyecto de tratamiento, que sea entendido, aceptado y compartido por él y por mí. De este modo podemos escoger un modo de tratamiento (paciente y terapeuta) según la necesidad de cada caso.

En la actualidad empleo, según el caso, desde una psicoterapia de apoyo junto con medicación coadyuvante a un análisis profundo de 2-3 años de duración con 2-3 sesiones semanales, pasando por una psicoterapia breve de 3-6 meses de duración y con objetivos concretos, a evaluar en su finalización. Y en otro orden de cosas trabajo en psicoterapia individual, de pareja, de familia, de grupo, en mediación de parejas en separación ( junto con una abogada y para evitar los Tribunales). Y mis intereses más recientes (de los últimos 10 años son el Abuso Sexual y sobre todo la patología propia o específica de la Adopción. Hago también Análisis Terapéutico de futuros terapeutas en formación y Supervisión de casos clínicos de los mismos. Comprendo que esto pueda parecer una especie de “cajón de sastre” en el que hay de todo y para todos. Sin embargo me siento moderadamente satisfecho de esta fórmula en la que, en mi experiencia, unas actividades enriquecen a otras y abren constantemente nuevas puertas de conocimiento. Y, en cualquier caso sigo diciendo con frecuencia “Mire Vd. no sé” y también “Esto no lo puedo tratar yo; le puedo enviar a Fulano de Tal” Con relativa frecuencia trato casos de fuera, por correo electrónico o por teléfono, siendo los resultados, como poco, sorprendentes. Será quizás buena idea, emplear la Web camp cuando esté más perfeccionada.

¿Cómo trabajo en general?

Mi trato con los pacientes es desenfadado, cordial, muy basado en el sentido del humor que podamos tener en conjunto; eso sí, conservando nuestros roles de paciente y terapeuta y con gran respeto mutuo ( aunque cuando me lo pierden ellos a mí, me suele interesar más entender el porqué, que cortar o apaciguar sus manifestaciones).

Pretendo que mis pacientes puedan descansar en consulta, además de trabajar en sus problemas. Esto no impide que mi planteamiento sea de Psicoterapia Profunda y lógicamente me interesa más tratar de ayudarles a descubrir su problemática repetida, recurrente (la que contiene las causas de sufrimiento y las soluciones) que consolarlos de modo superficial, sin profundización, en lo actual. No doy consejos; colaboro en responderse preguntas y en encontrar vías de solución en salud. Me resulta odiosa la postura de algunos terapeutas que se convierten en policías, fiscales y jueces de sus pacientes y dónde estos llegan a tenerles un falso respeto inspirado en el miedo. Trato por el contrario de comprometer a mis pacientes en un proyecto común de “conocer y entender” ¿que está ocurriendo de verdad? ¿Qué está ocurriendo desde hace años? Muchos pacientes están invadidos de culpa, a veces de forma que les invalida incluso para descansar correctamente, pensar o entender.

Mi tratamiento de “la culpa” es el siguiente:

  1. Pocos actos son verdaderamente merecedores del sentimiento de culpa; trato de ayudar a detectarlos para que pueda cursar el reconocimiento de haber causado un daño y la reparación necesaria hacia el otro y para nuestro equilibrio psíquico.
  2. Con todos los demás sentimientos de culpa, mi interés es, junto con mi paciente, tratar de entender, desde cuando y porqué, se fijaron ( se enclaustraron en él), estos sentimientos inadecuados a la razón pero tan inevitables y persistentes.

Es para mí fundamental llegar a comprender “como siente un paciente” y “como se siente un paciente”. Por ello trato de entrar y salir una y otra vez tratando de comprender “sus sentimientos” antes de articular razonamiento alguno, que resultará vacío para quien no sea (y se sienta) verdaderamente comprendido. El sentido del humor es necesario para una vida psíquica sana, por lo que es pieza clave en mis tratamientos. Si con un paciente no podemos bromear y reír de vez en cuando: me preocupo. Si por el contrario podemos hacerlo, se convierte en un instrumento muy útil de descanso, conocimiento y cambio. Poder, eventualmente, reírse de uno mismo es, para algunas personas, una necesidad y un importante logro. Los diagnósticos no me interesan de un modo absoluto. Leo con interés los informes que aportan mis pacientes, pero me niego a meterlos en el cajón de los obsesivos o depresivos o fóbicos o paranoicos. Pretendo “individualizar” al máximo cada caso, trato de evitar las clasificaciones porque fácilmente se convierten en masificaciones. Tras unas primeras entrevistas, formulo al paciente mi propio diagnóstico, que no suele contener términos técnicos, comprensible para él, y con el que pueda estar de acuerdo o refutarlo y enriquecerlo. De ahí partimos formulando unos primeros objetivos de trabajo y dándonos un tiempo para alcanzarlos.

¿Como enfoco cada tema?

No es fácil de describir pero lo intentaré:

. En Psicoterapia individual. Quien quiera hacer Psicoterapia individual conmigo “lo tiene claro”; el 75% de la responsabilidad y del trabajo, corren por su cuenta, están a su cargo. No se trata de una postura evasiva por mi parte, ni de eludir mi responsabilidad del otro 25%, sino de una creencia: “Yo no curo pacientes, se curan ellos” con su trabajo, con su empeño, con sufrimiento, y con mi ayuda. Ni que decir tiene que de ese 25% que me corresponde, desde el reconocimiento de mis limitaciones, me hago cargo. y es cuidado y atendido por mí, con todo mi interés, con todas mis capacidades y recursos.. ¡Qué más quisiera yo que poder curar sin colaboración, imponiendo las manos!…

. En Psicoterapia breve. El contacto inicial es el mismo. Tengo que saber de mi posible paciente y con su ayuda, tanto cuanto sea posible. Más aún en este caso donde hay que explorar por adelantado, cual puede ser su capacidad para un trabajo breve, que este sea adecuado al caso y no esté por debajo de su gravedad, y finalmente, escoger un, dos o (como máximo) tres objetivos muy concretos de trabajo.

. En Adopción. La adopción es una carrera de fondo; una maratón para la que prepararse concienzudamente. Lo primero sería saber lo que no hay que hacer. Lo segundo a qué está dispuesto uno; para qué está preparado, de qué es capaz.

. En Pareja. Procuro que en todo momento esté claro, en lo posible, en que dirección trabajamos: si en la conservación de un vínculo valorado por ambos o en una disolución no traumática del mismo. Alterno, según casos, entrevistas de pareja con algunas individuales. Salvo excepciones, dejo que la pareja fije su ritmo de encuentros.

. En Familia. La verdad es que las familias en conflicto, en general, son una jungla, sin dejar de ser por eso un paraíso, a veces, perdido. Son dos temas distintos el trabajar con la familia de un paciente que viene a ayudar al mismo por sus necesidades, que el trabajar originariamente con una familia que pide ayuda. En el primer caso escucho, planteo cuestiones y no me mezclo en la dinámica familiar; pero conocerla me resulta de vital importancia para ayudar a mi paciente; lo que es también ayudar a la familia. En el segundo caso trato de ser un miembro más de la familia en las reuniones, que pide voz pero renuncia a voto. Toda la escucha de cada sesión de familia desemboca en una pregunta para todos, que es la que he (frecuentemente hemos) elegido como prioridad; y esta constituye el trabajo de familia hasta la siguiente entrevista.

. En Abuso sexual. Es para mí el tema más delicado y difícil de los que trabajo. La verdad es que en tratamiento conducido por mí, apenas he llevado media docena de casos para los que he sido requerido o que han aparecido en el curso de tratamientos iniciados por otros motivos. De todos modos, cuando algo me viene grande, lo derivo, de entrada y sin cobrar, a terapeutas que saben más que yo. Dicho esto, tengo algunas ventajas. Ya hace 19 años que me intereso por este tema, desde que en el 91 tuve la suerte de poder trabajar 5 semanas junto a Ivor Braun, en el mayor Psiquiátrico de Dublín (St. Brendan’s). Braun era en ese momento, en mi opinión, el pionero europeo en el tema. Y allí pude ver a unas 30 personas ingresadas, víctimas de abusos severísimos, con unas secuelas gravísimas y, aprender y colaborar en su tratamiento. También más tarde he advertido algunas relaciones interesantísimas y prácticas entre adopción y abuso, lo que me permite trasvasar conocimientos de uno a otro tema y viceversa.

. En Grupo. Llevar a su mejor posibilidad de autoayuda y de intercambio de ayuda (inter-pares) a cada miembro del grupo, suele ser mi objetivo más general. Levar a cada miembro a su mayor grado de expresión de quién es y que le ocurre, y enseñarle a pedir, mi objetivo con cada miembro. Que respeten y se hagan respetar, compaginado con poder decir en grupo todo lo que se piense y sienta, diciéndolo bien, el medio empleado. Enseñar a escuchar, quizás lo más valioso.

. En Mediación de pareja. Es fundamental partir del argumento natural de que cualquier acuerdo al que consigamos llegar, sin recurrir a la Justicia, será mucho mejor para todos (pareja e hijos si los hay). Lamentablemente la justicia, en el mejor de los casos aborda estos temas de forma totalmente superficial, cuando no claramente ilegítima dentro de la legalidad. Muchos abogados aprovechan este clima, y muchos otros se ven obligados a tolerarlo como “una realidad”. En ambos casos terminan contribuyendo a echar más leña al fuego. Fuera de esta “realidad” y ante “la Justicia” cualquier ciudadano/a, y cualquier abogado/a, que desee (o se vea obligado a) pleitear, respetando principios morales y éticos inalienables, está perdido; sólo podrá satisfacer su propia conciencia. Ni la realidad, ni sus necesidades, ni sus auténticos derechos y deberes, ni los de sus hijos, serán tenidos en cuenta. La justicia parece no tener ni tiempo, ni medios, ni auténtico interés de ocuparse de casos que no incurran en lo penal, y los liquida con desganada necedad. Si este punto de partida es claramente compartido por una pareja en conflicto y nuestro equipo de abogada + terapeuta ve unas mínimas posibilidades de acuerdo, implementamos: Una primera visita con abogado o terapeuta. Una segunda con el otro. Una tercera de abogado y terapeuta en puesta en común. Una cuarta de todos; punto de partida y fijación clara de objetivos. Y tan sólo una quinta y una sexta para un acuerdo. Estas 6 entrevistas sólo tendrán una prórroga si se está a punto de alcanzar un acuerdo; si no, cesan ahí. Abogado y terapeuta, trabajan con un coste total de 1.000 Euros en los que está incluida una actitud vocacional, ante la gravedad de este vacío legal.

. En Docencia. Me dedico a lo eminentemente práctico. Intento recrear con los alumnos el momento terapéutico. Entrar y salir del Otro. Entrar y salir de uno mismo. Entrar y salir del decorado. Entrar y salir del diagnóstico. Aunar seriedad y rigor con fantasía y humor. Aprender y enseñar a escuchar. Escuchar debajo de la escucha. Reír y enseñar a reír. Mirar debajo de la mesa. Un repertorio de herramientas prácticas poco convencionales. Una enseñanza muy seria con formas poco formales.

. En supervisión. Trasmitir el saber no es tarea fácil. Aún menos lo es en este caso, donde nos encontramos con un compañero con sus propios conocimientos que deben ser respetados e incorporados y con un caso clínico que requiere respuestas individuales y que, además, no conocemos directamente sino a través del terapeuta del mismo. Un Martini Dry: calma o tranquilidad por un lado, rigor o seriedad por otro, en las proporciones que cada nuevo terapeuta vaya necesitando. Y la aceituna, imprescindible, del sentido del humor.

. Quedan tantos temas…….. (y entre ellos el de la Cárcel).

Todo este desenfadado esbozo de mí mismo, necesita una MATIZACIÓN FINAL: la seriedad y la falta de la misma con que he intentado darme a conocer, tienen que ver con un deseo de mostrarme lo más integra y completamente posible, para que se pueda saber qué se me puede pedir y qué no. No es mi intención ni laudatoria ¡líbreme La Macarena! ni propagandística.

En todo caso, responderé con gusto cualquier aclaración o pregunta en el mail citado.